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miércoles, 26 de marzo de 2014

Las Escuelas Normales y la revisión del Modelo Educativo en tres minutos Sandra Aguilera Arriaga

Puebla tiene 31 escuelas Normales de las cuales 11 son públicas y el resto privadas. Los problemas acumulados a lo largo del tiempo abarcan las dimensiones de gestión,  los procesos de enseñanza y de aprendizaje, y el desarrollo de la investigación y la difusión cultural, es decir, todas las áreas de la vida de las instituciones en mayor o menor medida.       
No en vano en el estudio realizado por la OCDE y el gobierno del estado de Puebla[1]   se establecen cuatro prioridades de política del sistema educativo de la entidad. La primera está dirigida a fortalecer el apoyo a las escuelas y estudiantes y, la segunda,  a  la mejora de la calidad de los maestros y directivos. La que sigue plantea la ampliación del acceso a educación media superior y elevar su calidad y, la última, mejorar la planeación, financiamiento y el uso de infraestructura escolar. Cada prioridad tiene algunas recomendaciones muy precisas.
Dentro de la Prioridad de Política 2 destinada a mejorar la calidad de maestros y directivos se encuentra una recomendación para las Escuelas Normales. Esta define la necesidad de adecuar la oferta de maestros y la transformación de las Escuelas Normales en instituciones educativas de formación inicial docente de calidad.
Dentro de esa prioridad también se consideran otros elementos como el de hacer un estudio de oferta y demanda de maestros en la entidad para hacer los ajustes necesarios; y el de elevar el nivel de requisitos para el ingreso y explorar la manera de atraer a los mejores candidatos.
En lo referente a la certificación de las escuelas se reconocen los avances porque se han realizado esos procesos en lo administrativo y se recomienda incluir criterios pedagógicos que, al final de cuentas, son los que nos permiten saber si se logran aprendizajes relevantes en los estudiantes egresados.
La última recomendación que hace la OCDE a Puebla, para las Escuelas Normales, es la de fomentar la investigación educativa y promover la innovación pedagógica que responda a las necesidades de aprendizaje de acuerdo a los contextos que hay en el estado.
Sin duda alguna, las recomendaciones anteriores son harto conocidas para quienes seguimos de cerca y vivimos la cotidianeidad de los procesos educativos. Puede observarse que subyacen a lo dicho por el organismo internacional otros factores que están ahí y que son producto de las decisiones tomadas por la SEP y el SNTE en su momento. Uno de ellos es el de otorgar los registros para la apertura de instituciones a diestra y siniestra en territorio poblano, sin el menor cuidado a la pertinencia ni a las necesidades de los contextos. Mucho menos a la calidad educativa que sólo puede construirse desde las escuelas a partir de condiciones estructurales e institucionales que las autoridades educativas habrían tenido que proporcionar para que esto hubiera sido posible.
Lo anteriormente señalado es el marco estatal desde el cual los profesores y algunos estudiantes de las Normales de Puebla asistieron al Foro de Consulta de Educación Normal realizado en Toluca, el 10 de marzo pasado. Quienes lo hicieron se distribuyeron en las mesas de trabajo organizadas por la SEP.
Fueron cinco las mesas en las que se presentaron las ponencias. En la mesa tres llamada Vínculo entre la formación profesional docente y las necesidades reales del sistema hubo 170 ponencias. Esto parece broma pero no es así. En una jornada de 8 horas pasaron igual número de ponentes que, corriendo y en tres minutos, tenían que tratar de sintetizar ante el auditorio sus preocupaciones, críticas o propuestas.  
No es necesario decir que a varios ponentes el tiempo de tres minutos se les fue en agradecer la oportunidad; a otros en mostrar que sus ponencias sí estaban fundamentadas y dieron ideas de algunos teóricos de la educación y hasta ahí se quedaron; otros, aunque más hábiles y con mayor experiencia en la participación, dieron atropellados elementos para ser considerados en el nuevo modelo educativo.
Las ponencias presentadas en una gran mayoría se establecieron en el “deber ser”. Largas peroratas –por la suma de minutos de tres en tres de cada uno de los ponentes- expresaban lo que siempre se lee en los documentos oficiales y se escucha en labios de los políticos y autoridades. Nada nuevo. Moverse dentro de los límites ya interiorizados y conocidos, sin salirse, sin romper la comodidad que dan los años de no conflictuarse con nada, ni con nadie y tener un salario seguro.
Sin embargo, hubo un grupo de maestros y maestras que expresaron sus preocupaciones o propuestas con sustentos teóricos y empíricos que se destacaron por sus argumentos novedosos. En estas ponencias se planteó que las escuelas que han mostrado su capacidad para tomar decisiones en conjunto y experimentar nuevas formas de trabajo, a través de la participación de los distintos agentes educativos, en el diseño de proyectos interesantes y relevantes, son las que han roto con la vida rutinaria, empobrecida, alejada de las actividades académicas y de las comunidades que caracteriza a muchas Escuelas Normales del país.
La nota importante la dieron estudiantes de las Normales que acudieron al Foro y con gran nerviosismo, pero con gran claridad e inteligencia, pidieron a los maestros y maestras poner más atención a los procesos de enseñanza y de aprendizaje; no fragmentar el conocimiento y vincular las experiencias de las prácticas pedagógicas que realizan entre semestres con el fin de reflexionar sobre los avances, procesos y problemáticas que encuentran en las escuelas de educación básica donde hacen sus primeras prácticas como docentes.
Criticaron –las estudiantes- el exceso de normas, la rigidez de algunos maestros que no quieren adecuar los contenidos dentro de las aulas aunque éstos nos les sirvan para su entorno sociocultural; o la imposibilidad de considerar alguna importancia a las propuestas de los estudiantes. Exigieron una mayor calidad en sus escuelas y el ser escuchados por las autoridades porque padecen también el mal prestigio que de la profesión han hecho los medios informativos.
Después del foro se abren grandes interrogantes porque el espacio abierto para revisar el modelo educativo fue, a todas luces, insuficiente. Pareciera que la prisa con la que se deciden y analizan los asuntos educativos es ya un rasgo a incluir cuando se trata del sistema educativo mexicano. Con el Foro, se dijo, se pretende la transformación de las Escuelas Normales para que sean instituciones que pongan en el centro el aprendizaje  de los estudiantes y respondan a las exigencias actuales y a la complejidad social que las obliga a reinventar lo que en ellas ocurre cotidianamente.
Entre las interrogantes que surgen después del Foro está el de quiénes harán la revisión de las propuestas planteadas; cómo discriminarán los textos que contienen ideas críticas e innovadoras, de aquellas que no plantean nada distinto para modificar las actuales condiciones de las Normales; en qué momento tendrán una síntesis de las ponencias como para tomar algunas decisiones; cuál será el papel del Consejo de Especialistas que integró recientemente la SEP para acompañar el proceso de consulta y, finalmente, para qué servirán las palabras vertidas por los docentes y a dónde van a parar sus propuestas.

El asunto no es menor. Las Escuelas Normales que forman a los profesores que luego se integran en educación básica tienen influencia inmediata, y a largo plazo, en lo que ocurre en el sistema educativo nacional. Espero que al final de cuentas no se trate sólo de justificar, con este foro, la decisión de poner sólo en manos de las universidades la formación de los docentes. Propuesta que ha tenido muchos adeptos, como Elba Esther Gordillo, Mexicanos Primero A.C., entre otros.
La situación es mucho más compleja porque tendrían que incluirse entre los elementos de análisis, los resultados que obtienen los docentes que, desde hace un tiempo, estudian en programas de posgrado en las universidades. Habrá que ver si ha sido relevante su formación y si ésta les sirve para  la transformación de los procesos de enseñanza y de aprendizaje; o bien, para establecer un clima escolar que genere pasión entre sus estudiantes y, entre sus compañeros de trabajo,  el contagio para hacer una vida profesional creativa.

 http://educacioncontracorriente.org/secciones/popinion/23021-las-escuelas-normales-y-la-revision-del-modelo-educativo-en-tres-minutos



 [1] OCDE (2013) Mejorar la educación en México. Una perspectiva estatal desde Puebla. México, OCDE.

1 comentario:

Unknown dijo...

Interesante artículo de la maestra Sandra Aguilera,donde analiza,con mirada crítica las luces y las sombras de los llamados foros de consulta del modelo educativo de las Escuelas Normales.
Me parece que sólo son para justificar lo que las cúpulas de la SEP,ya tienen decidido,gradualmente acabar con el normales,y dar entrada a la iniciativa privada para que sigan aumentando sus escuelas.
Las Escuelas Normales rurales en 1965 eran29,y,para1974 sólo quedaban16,o sea que la tendencia es acabar con el normalismo histórico.
Estoy de acuerdo que debe ser un normalismo de calidad,pero sin perder el espíritu con que nació,educación del pueblo y para el pueblo.